¿Cuándo fue la última vez que estuviste en una situación bochornosa?

23 junio, 2013 § 2 comentarios

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Empieza la temporada de baño. Llega la hora de buscar en el fondo del cajón el bañador que no utilizamos desde hace diez meses. Y al igual que en los últimos años, entre un revoltijo de ropa he encontrado  esa prenda que me trae un recuerdo que todavía me provoca un ligero rubor.

Caminaba por el centro de Milán, las calles atestadas de viandantes, era sábado y por tanto el día de más actividad comercial. Entro en la tienda de Sisley, y decido probarme un bañador. En los probadores unisex había cola, los que esperan su turno pendientes de lo que ocurra detrás de las cortinas, de esas cortas que cubren un poco por debajo de la rodilla.

Sé que los bañadores se prueban con la ropa interior puesta, cuestión de higiene, pero yo quiero ver como se entienden el tejido y mi piel; comprobar que hay de cierto en eso de que el roce hace el cariño. Fuera intermediarios.

El slip cae al suelo y  al momento se oye un coro de risas; la de todos los críos que al otro lado del telón están pendientes del espectáculo. El diseño de aquellos probadores, el sueño de cualquier voyeur, permitía no perder detalle de cómo y cuanto se quitaba el cliente que supuestamente quedaba oculto a las miradas. Hay bastante erotismo contenido en esta escena. El caso es que los gayumbos hacía mucho que habían dejado de lucir un blanco nuclear, cosas de las muchas lavadas. Siendo finos, podríamos decir que se habían convertido en color humo. Los recojo del suelo de inmediato, pero ya no había marcha atrás. Dentro de unos minutos tendría que salir del probador y enfrentarme a la mirada divertida de mi público, todos querrían ver la cara del gañán. Triple vergüenza: exponer una prenda íntima, que la prenda esté para el arrastre y dejar al descubierto que estoy haciendo algo prohibido, como probarse ropa de baño sin ropa interior.

Improvisé una cara para esta circunstancia, una expresión de sicario a punto de trabajar, los músculos faciales congelados acompañados con movimientos corporales lentos; una particular mirada acero azul que lancé directa a los ojos de uno de los elementos del grupo. A este se le hiela automáticamente la sonrisa, y por efecto contagio el resto calla. Es un momento de poder, pero en realidad es un grito desesperado por mantener la dignidad, un freno a la humillación pública. El ser humano cuando actúa en grupo detecta la debilidad del individuo. Al igual que los perros, si notan a su víctima indefensa, la horda se crece y machaca sin compasión. Hay que procurarse mecanismos de defensa.

En el bochornoso caso del probador indiscreto, yo no corría ningún riesgo, solo una pequeña muesca en mi orgullo de trending shopper aficionado. Compré el bañador, que tenía un color parecido al de aquellos calzoncillos. Ni era cómodo ni me favorecía. Y al comienzo de cada temporada de baño cumple su función ¿Cuál? Recordarme que no se pueden controlar todo los factores; que siempre queda un resquicio para el azar; que hay que estar dispuesto a reírse de uno mismo cuando la situación lo requiere…. Sí, todo eso está muy bien, pero la principal es: nunca bajes la guardia. Desde entonces, las precauciones que toma en su trabajo un agente del Mosad son una minucia comparadas con las que tomo yo en un probador.

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§ 2 respuestas a ¿Cuándo fue la última vez que estuviste en una situación bochornosa?

  • miri dice:

    Yo pase un momento bochornoso estando mi marido presente. Estabamos de vacaciones en un apart hotel de Mar del Plata y habiamos decidido pedir servicio de cuarto para cenar y cuando llego el señor con el pedido , yo sin darme cuenta sali del baño vestida con una camisa floreada, zapatos altos y mi mejor culotte negro.De la verguenza grite y me tapaba con las manos de manera infructuosa. Fue bochornoso pero sexy y mi marido se rio a pesar de retarme un poco por el espectaculo.

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