Un viaje sensorial a través del olfato en Linda vuela a Rio

29 junio, 2013 § 3 comentarios

Penhaligon's

Esta semana permanecí durante hora y media introducido en un cocoon, donde las variables espacio y tiempo quedaron suspendidas, para permitir que mis sentidos se emborracharan de sensualidad. Acudí invitado por uno de los propietarios, a la pequeña cueva del tesoro que es Linda vuela a Rio.  Lo que iba a ser una visita de cortesía se convirtió en un auténtico curso de perfumería personalizado.

El nombre sugiere trópico, aunque la atmósfera es más 2001 una odisea en el espacio que Orfeo negro. Al entrar a la nave, limpia, purista, elegante, la previsible frialdad queda  matizada por la belleza de los frascos y sus sugerentes etiquetas. Pero lo que de verdad le da calidez al entorno es la atención exquisita de Joaquín. El maestro de ceremonias tiene un hablar didáctico, donde las palabras se enredan con los aromas formando una nube invisible. Vista, oído y olfato unidos en una experiencia deleitosa.

Linda… es una perfumería nicho orientada a un público selectivo. Allí ofrecen referencias que no encontrarás en otro punto de venta en Valencia. En las estanterías no hay espacio para la concesión al gran público, el muestrario es una colección tal de marcas  desconocidas para el no iniciado que puede llegar a ser abrumador. Yo que me tengo por una persona medianamente informada, me encontré jugando en un terreno brumoso. Esquivé la oportunidad de quedar como un ignorante al conocer dos marcas, Penhaligon’s y Diptyque, una inglesa y otra francesa, a las que su prestigio internacional les permite, de tanto en tanto, conseguir reseñas en algunos medios generalistas, donde explican que poner en el salón una vela de la marca gala es símbolo de estatus o tener en el baño un frasco de la marca británica es sinónimo de modernidad intemporal, By Appointment To Her Majesty The Queen.

Hablar de perfumería es hablar de sur como concepto, es necesario el concurso del sol. No en vano la iconografía que envuelve el mundo de los perfumes está repleta de lugares donde se vive al aire libre, plantas exóticas, especias lejanas, paisajes de campiña, ecos de costas cálidas.

Existe un catálogo inmaterial de olores que la mayoría tenemos en nuestra memoria olfativa, serían clásicos como las aguas de colonia, lavanda, algunos cítricos o florales. En Linda vuela a rio, van un paso más allá, introducen perfumes que, además de formulaciones químicas originales, requieren ser envueltos en una historia. Las marcas exclusivas, mayoritariamente italianas, francesas e inglesas, se desvían poco de las evocaciones habituales en el sector, sus referentes siguen siendo la excursión en barco a Cerdeña, la casita en Provenza o juegos en la hierba en el countryside. Han de llegar los japoneses, con su modernidad extrema, para sorprendernos con aromas que, por ejemplo, traen recuerdos a neumático frenando sobre asfalto caliente. Puede que nos provoquen disgusto o emoción, pero jamás indiferencia.

CdG en Ginza

El público de poder adquisitivo alto que acude aquí a proveerse, se desmarca al llevarse un producto de distribución restringida -conseguir una pieza de caza es más satisfactorio cuanto menor es el número de ejemplares- compra perfumes creados a partir de ingredientes escasos y valiosos, entregados en un envoltorio primoroso. Estos aspectos confluyen en un precio final no apto para todos los bolsillos. Recuerdo la anécdota de Gianni Versace que al desembarcar con su marca en Miami, decidió darse una vuelta por las tiendas de lujo para ver a qué precios vendían el resto de firmas. Una vez tuvo la información, puso sus creaciones a un precio superior a cualquiera de las otras. Y le funcionó. El precio de las cosas, más allá de los costes de fabricación y el beneficio razonable, es una decisión subjetiva: una cosa cuesta lo que alguien quiera pagar por ello. Pero solo el necio confunde el valor con el precio, el valor de un vaso de agua es despreciable, la cosa cambia si ese vaso nos lo ofrecen cuando estamos perdidos en el desierto.

Al pagar por la exclusividad, compramos la ilusión de que en cierto modo somos únicos, aunque despojados de las capas que nos ponemos, la mayoría somos muy parecidos. Cuando te pones una gota de uno de estos delicados recipientes, no solo te estás perfumando, te pones sobre la piel una historia. Joaquín, como un moderno Scherezade, te contará una diferente para cada uno de los frascos; cuando atiende, se convierte en el mago de la palabra que viste cada fragancia con un armazón hecho de información, recuerdos, técnica y  personalización.

Después de la visita, me fue imposible retener la ingente cantidad de marcas, ingredientes, anécdotas y nombres propios. La profusión de adjetivos que acompaña a un viaje aromático de estas características recuerda al mundo del vino, no en vano en ambos casos es la nariz la que acapara el protagonismo. Sedoso, profundo, con alma, franco, especiado, pulido, conceptual, aéreo,  nebuloso y húmedo, notas confitadas, dulce denso pero amable, expresivo. Todos estos términos, extraídos de un artículo sobre vinos, bien podrían intercambiarse para definir colonias y perfumes.

Pasados unos días me queda el sedimento, la sensación de haber entrevisto una pequeña parte de un territorio complejo e interesante como es el arte de la perfumería.

Elegid si queréis ser canalla portuario, seductor de embajada, fumador de opio en un tugurio asiático, la mujer que pasea por la campiña y le alcanza la lluvia, el marinero que vuelve a puerto con el pelo revuelto y salado, la chica mas voluptuosa de la fiesta tomando un coctel al borde de la piscina. Elegid un personaje, aquel en el que os sintais cómodos, y si os lo podeis permitir, id a la cámara de los deseos, allí os esperan para encontrarle el aroma perfecto.

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§ 3 respuestas a Un viaje sensorial a través del olfato en Linda vuela a Rio

  • Torrat_al_punt dice:

    Un acierto hablar del despertar de los sentidos para encarar el verano recién estrenado. Olfato y memoria, buena alianza.

    Para los que tengan unos «rublos» gastadores es una buena opción esta exquisita perfumería.

    Y para los que no estén tan surtidos queda la opción de no usar sucedáneos y exprimir los sentidos de verdad, no falla.

    La evocación del olor de un guiso favorito de la madre reconocido al entrar en casa, la fragancia de la genista seca transportada por la brisa del mar, el olor de un cuerpo limpio después del amor. Insuperables.

    Buen verano.

    • Sí, hay una corriente que dice que las mejores cosas de la vida son gratis. Personalmente lo encuentro un poco naif, pero es bonito.

      • Torrat_al_punt dice:

        Lo que yo digo es que está claro que las cosas caras suelen ser buenas pero no necesariamente todas las cosas buenas tienen que ser caras.

        Y estoy convencido de que los perfumes reseñados deben de ser estupendos.

        Igual un día me dejo caer por allí de incógnito y con «cash». Je, je.

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